Este es un clip sobre un taller de Psicología Trascendente en Milán, Italia. El taller es una exploración de la integración terapéutica desde mi experiencia personal. Para mí, la integración no es una técnica ni una secuencia de pasos. Es la parte más delicada, compleja y humana de lo que hacemos. Es donde la presencia, la intuición y la curiosidad se unen para dar sentido a la experiencia.
Con los años, me he dado cuenta de que la integración no es algo que «hacemos», sino algo en lo que nos convertimos. Es un estado de presencia en el que nos encontramos con otra persona no desde la mente, sino desde la conciencia. Eso significa permanecer lo suficientemente abiertos, silenciosos y curiosos como para dejar que emerja lo real. A menudo hablo del «silencio productivo», esa pausa sagrada en la que la persona empieza a procesar y algo invisible empieza a moverse.
Presencia antes que técnica
Muchos alumnos me preguntan cuál es el primer paso en la integración. Yo siempre digo: escucha. Pero no sólo con los oídos, sino con todo tu ser. Escucha lo que se dice y lo que no se dice. Escucha las pausas, la respiración, el movimiento del cuerpo. La integración comienza en el momento en que percibo que la persona ya no habla desde la mente, sino desde un lugar más profundo. Cuando eso ocurre, el cuerpo empieza a hablar, la emoción empieza a hablar, y algo auténtico empieza a desplegarse.
En ese momento comienza realmente mi trabajo, no añadiendo más palabras o explicaciones, sino permitiendo que la conciencia tome conciencia de sí misma.
La Brújula del Integrador: Herida, Estrategia y Coste
En mi propio proceso de aprendizaje y facilitación, he encontrado un marco que suelo llamar el triángulo de la herida, la estrategia y el coste. Todo ser humano desarrolla estrategias para proteger su herida, pero esas mismas estrategias tienen un precio. Durante la integración, utilizo esta tríada como brújula. Me ayuda a ver qué parte de la persona está hablando -el niño, el crítico, el controlador, el protector- y a invitarla suavemente a volver a lo que es real y completo.
La integración no consiste en arreglar, sino en ver. Se trata de recordar que incluso las partes más dolorosas de nosotros no son enemigos, sino mensajeros.
Trabajar con el cuerpo
A menudo, el cuerpo es el primero en revelar lo que la mente oculta. Una opresión en la garganta, una presión en el pecho, una mano temblorosa… no son sensaciones aleatorias. Son recuerdos almacenados en el sistema nervioso. En esos momentos, utilizo técnicas centradas en el cuerpo que permiten a la persona entrar en contacto con esa energía de forma segura. Una de ellas, que compartí durante la charla, se llama Toma de Control. Consiste en hacerse cargo temporalmente de la energía que abruma a la persona para que pueda relajarse, sentirla desde fuera y empezar a liberarse de la identificación con ella.
Es un proceso poderoso que me recuerda cuánta sabiduría vive en el cuerpo. El cuerpo nunca miente.
El Trabajo con las Partes y el Retorno al Ser
Con el tiempo, también he profundizado en mi trabajo con lo que yo llamo partes: esas subpersonalidades internas que llevan diferentes papeles y voces dentro de nosotros. Algunas son protectoras, otras víctimas, otras críticas o controladoras. Veo esto como el mismo principio que en el pasado llamábamos personajes en nuestros retiros. El objetivo no es eliminar esas partes, sino devolverles la armonía. Porque, como siempre digo, no hay partes malas, sólo partes buenas en papeles equivocados.
La verdadera integración se produce cuando todas esas voces vuelven a su centro, y sólo queda una voz: la voz del Ser indivisible, el alma, la esencia que ha estado ahí todo el tiempo.
Estudiar o sufrir
En un momento de la charla, dije algo que repito a menudo a mis alumnos: «Estudia o sufre». Estudia o sufre. Porque la vida nos da ambos caminos. Estudiar significa conocerte a ti mismo, hacer de tu trabajo interior una prioridad, tomar las riendas de tu propio proceso. Cada retiro, cada ceremonia, cada sesión de integración es una oportunidad para profundizar en ese conocimiento. Cada vez que me siento con alguien, no sólo le estoy guiando: también me estoy estudiando a mí misma, aprendiendo del espejo que cada persona representa.
Por eso la Escuela de Psicología Trascendente es más que un lugar donde aprender técnicas. Es un campo de conciencia donde exploramos juntos lo que significa ser humano, estar presente y ser íntegro.
Ver la charla
Esta charla, El Arte de la Integración, no es un manual ni un método. Es una reflexión sobre lo que he vivido y lo que sigo descubriendo. Para mí, la integración es el puente entre la psicología y la espiritualidad, entre la comprensión y la encarnación. Es el arte de ayudar a los demás a volver a sí mismos.
🎥 Mira la charla completa en español con subtítulos en inglés:
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