La técnica de la silla vacía es una de las herramientas experienciales más poderosas utilizadas en psicoterapia y facilitación para resolver conversaciones inacabadas, acceder a capas emocionales más profundas e integrar partes internas. Es una de las que utilizo con frecuencia tanto en terapia individual como de grupo, ya que permite crear el espacio para conectar con la complejidad de las emociones y los pensamientos que no son fácilmente accesibles a través de la conversación de integración con el participante.
Aunque pueda parecer sencillo a primera vista, guiar este proceso con seguridad y eficacia requiere claridad, presencia y un enfoque bien estructurado. Esta guía ofrece a estudiantes y facilitadores principiantes un marco paso a paso para dirigir el ejercicio de la silla vacía con confianza, manteniendo la seguridad emocional, fomentando la conciencia corporal y ayudando a los clientes a avanzar hacia una transformación significativa.
| Paso | Lo que haces | Cómo guiar el proceso como terapeuta |
| 1 | Escucha y encuentra la conversación inacabada | Empieza escuchando atentamente al cliente: sus necesidades, puntos de dolor, situaciones recurrentes y relaciones importantes. A partir de ahí, ayúdale a identificar una conversación específica inacabada o un diálogo interior clave (con otra persona, consigo mismo, con un síntoma, con una emoción, etc.). |
| 2 | Aclarar el objetivo de la silla vacía | Junto con el cliente, define un objetivo claro: por ejemplo, mantener una conversación inacabada, ensayar una conversación temida o dar voz a una parte interior que nunca habla. Un objetivo claro te ayudará a contener el proceso y a reconocer cuándo el experimento ha alcanzado un punto de cierre natural. |
| 3 | Proponer y explicar el experimento | Explica en un lenguaje sencillo qué es la silla vacía, por qué podría ayudar en su situación y qué podría ocurrir (emociones intensas, percepciones, alivio, resistencia). Pide el consentimiento explícito y haz hincapié en que el cliente puede hacer una pausa, ir más despacio o parar en cualquier momento. Esto aumenta la seguridad y la sensación de control. |
| 4 | Pide una descripción física de lo que se sentará en la silla | Antes de colocar la silla, pide al cliente que describa quién o qué se sentará allí: aspecto físico, postura, gestos, expresiones faciales típicas, tono de voz, forma de mirar. Si se trata de una parte interior, invítale a imaginarla como si tuviera un cuerpo. Esto hace que la experiencia sea más concreta y encarnada. |
| 5 | Coloca la(s) silla(s) | Coloca la silla vacía en la habitación y decide si utilizarás una o varias sillas, y a qué distancia. La distancia no es neutra: una silla muy cerca puede intensificar la emoción; una más alejada puede aumentar la sensación de seguridad. Puedes preguntar: «¿A qué distancia te gustaría tener a esta persona/parte?» y ajustarte en consecuencia. |
| 6 | Invita al cliente a hablar directamente con la persona/parte | Pídele que hable en segunda persona, como si la persona o la parte estuvieran realmente sentadas allí: «Háblales como si estuvieran aquí ahora mismo. Di lo que nunca podrías decir». Tu papel es apoyar, fomentar la autenticidad y ayudar a que el discurso permanezca conectado y encarnado, mientras observas el ritmo y la intensidad. |
| 7 | Reflejar los aspectos no verbales y fomentar la conciencia corporal | Mientras el cliente habla, observa su cuerpo: postura, respiración, tensión, gestos. Refleja suavemente lo que ves, por ejemplo «Noto que se te cierra el pecho cuando dices eso», «Se te tensan las manos», «Te echas hacia atrás cuando hablas con ellos». Esto ayuda al cliente a tomar conciencia de cómo mantiene el conflicto en su cuerpo. |
| 8 | Fomentar la comunicación emocional dentro del margen de tolerancia | Invita al cliente a hablar no sólo desde la cabeza, sino desde la emoción. Refleja posibles emociones («Percibo mucha ira ahí», «Parece que hay tristeza debajo») y anímale a expresarlas más plenamente. A veces, sugerir una ligera exageración de un gesto, una postura o un tono puede ayudar a que la emoción sea más consciente. Al mismo tiempo, vigila su margen de tolerancia: si se sienten abrumados o disociados, baja la intensidad, introduce el enraizamiento o la regulación, o sugiere una pausa. |
| 9 | Decide si habrá cambio de silla (y por qué) | Considera si sería útil que el cliente cambiara de silla y se pusiera en la perspectiva de la otra persona o parte, respondiendo desde allí. En otros casos, puede ser mejor permanecer en la misma silla. Lo importante es que la decisión de cambiar de silla tenga un propósito claro: escuchar desde la otra parte, comprender su perspectiva o establecer límites desde una nueva posición. |
| 10 | Si hay un cambio de silla: da tiempo para conectar | Si el cliente cambia de silla, no precipites su respuesta. Invita a un breve silencio: «Tómate un momento para sentir cómo es estar en el lugar de esta persona/parte. ¿Qué notas en tu cuerpo? ¿Qué surge?» Esta pausa permite una respuesta más auténtica en lugar de una puramente mental. |
| 11 | Si hay un cambio de presidencia: resume lo expresado | Antes de que el cliente responda desde la nueva posición, resume brevemente lo que se dijo desde la otra silla, por ejemplo «Desde la otra silla te dijeron que se sentían muy solos, que no les cuidaban y que les dolía que no estuvieras allí». Esto centra la respuesta y ayuda al cliente a sentir realmente el impacto de lo que se ha oído. |
| 12 | Pregunta si hay algo más que expresar antes de terminar | Antes de terminar, pregunta si queda algo importante por decir: «¿Hay algo más que necesites decir antes de que cerremos esta conversación?». Esto reduce el riesgo de volver a dejar la experiencia con la sensación de inacabada y deja espacio para los matices finales, las despedidas o los límites. |
| 13 | Anclar o simbolizar la transformación | Marca el cambio interno de alguna forma tangible para que la experiencia no se quede sólo en una escena intensa. Puedes invitar al cliente a notar qué ha cambiado en su cuerpo y dónde; sugerirle que mueva la silla (más cerca, más lejos, girada, retirada del espacio); o pedirle que encuentre una imagen, frase o gesto que simbolice la transformación. Esto consolida el trabajo y favorece la integración. |
| 14 | Después del trabajo de la silla: integrar con preguntas de sensibilización | Para terminar, apoya la integración con preguntas sencillas pero profundas, como «¿De qué te has dado cuenta durante este ejercicio?», «¿Cómo te sientes ahora en comparación con antes?», «¿Qué te gustaría llevar de esta experiencia a tu vida cotidiana?». Estas preguntas conectan el experimento con el proceso terapéutico más amplio y ayudan al cliente a dar un significado personal a lo ocurrido. |
Sé amable, hazlo con intención y propósito, la silla vacía es una herramienta útil que puede conectar profundamente con el proceso personal de un participante y guiar la integración de un grupo hacia un campo de apertura y confianza.





