La ayahuasca ha atraído la atención internacional por su potencial curativo: abre puertas interiores, disuelve defensas y reconecta a las personas con su sentido más profundo del propósito. Los estudios científicos señalan beneficios como la reducción de la depresión, los síntomas de trauma y los patrones adictivos. Sin embargo, más allá de los titulares hay una cuestión más delicada y raramente debatida: ¿qué ocurre cuando se administra ayahuasca a alguien con un sentido del yo frágil o desestructurado? Un yo frágil también se entiende como alguien con un sentido confuso de la identidad, también conocido como baja autoestima.
El Yo Frágil y la Ayahuasca
Voy a mencionar el IFS (Sistemas Familiares Internos) ya que es uno de los marcos terapéuticos que más utilizo y es el que explica fácilmente lo que es un yo frágil. He mencionado la IFS varias veces en este blog, para los primerizos es un marco terapéutico que trabaja con un modelo de partes internas como subpersonalidades desarrolladas sobre el yo. En la IFS, el sufrimiento psicológico se entiende como una compleja interacción entre las partes protectoras, los exiliados heridos y el Yo, el núcleo interno que es compasivo, tranquilo y centrado . Cuando el ego es frágil o está poco desarrollado, las partes protectoras suelen dominar, dejando poco espacio para el liderazgo del Yo. En otras palabras, las personas con baja autoestima tienen una desconexión con su energía del Yo y sus partes externas asumen el liderazgo.
Desde una perspectiva transpersonal, Stanislav Grof y otros llevan mucho tiempo advirtiendo de que los estados no ordinarios profundos pueden abrumar a aquellos cuya estructura del ego aún no está consolidada. En lugar de expandirse hacia la totalidad, pueden derrumbarse en la fragmentación, el miedo similar a la psicosis o la retraumatización. Estados no ordinarios promovidos por enteógenos, como la ayahuasca, el bufo alvarius, las setas, etc. En estos casos, las partes externas pueden amplificarse y abrumar a la persona, disminuyendo más el yo.
Lo que vemos en los retiros
En contextos de facilitación, los participantes con estructuras de identidad frágiles suelen mostrar riesgos agudos:
- Defensas reforzadas: Las piezas protectoras pueden doblarse, construyendo muros más gruesos en lugar de abrirse.
- Reacciones de bombero: Los ataques de pánico, la paranoia y el miedo intenso pueden surgir de repente, desbordando la capacidad de regulación de la persona.
Por ejemplo, una parte protectora que ha estado viviendo en una estrategia de desconfianza, puede amplificarse durante una sesión de medicina y apoderarse de la persona, produciendo pensamientos paranoicos, amplificando el miedo y haciendo que la persona se sienta en peligro. En estos casos, la persona, si no es atendida, puede acabar abandonando o escapando del retiro sin avisar. Esta interrupción del proceso puede acabar siendo perjudicial, ya que la paranoia no permitirá a los facilitadores acercarse a la persona y poder integrar el proceso. - Re-traumatización: Las viejas escenas traumáticas pueden aflorar con toda su fuerza, sin la fuerza del ego o la Autoenergía necesarias para la integración. La persona puede experimentar recuerdos traumáticos vívidos que pueden desregularla durante la sesión o la integración.
- Elusión espiritual: Para los participantes con identidades frágiles o desestructuradas, la tentación de interpretar las experiencias aterradoras o confusas como «señales espirituales» puede servir como defensa contra una vulnerabilidad insoportable. Las partes protectoras pueden recurrir a grandiosas narraciones místicas («Soy un elegido», «Estoy iluminado», «Mi sufrimiento es una prueba de mi destino especial») para proteger a la persona del crudo dolor de las partes del exilio que han aflorado.
En lugar de conducir a la catarsis y la curación, estas experiencias pueden dejar a los participantes más desestabilizados, distantes de su Yo y luchando por integrarse después del retiro. Dado que los enteógenos producen reacciones inespecíficas, es muy difícil predecir el resultado y muchas veces es como jugar a la lotería, donde el resultado puede ser absolutamente transformador o completamente traumático.
Lo más importante es ser muy consciente del estado psicológico de la persona. Tener una comprensión clara de la autoenergía de la persona. Definir las pautas para poder evaluar esto en la persona, su estado mental y su relación con sus partes internas. Es una tremenda responsabilidad medicar a alguien sabiendo que esto puede ser tan transformador como perjudicial para su salud mental.
Por qué es importante
Los terapeutas y facilitadores tienen la responsabilidad de discernir quién está preparado para la intensidad de la ayahuasca o de cualquier otra sustancia psicodélica. Un yo frágil no significa que una persona sea «inadecuada» para siempre, pero sí exige precaución, una selección cuidadosa y un trabajo preparatorio alternativo (como la terapia centrada en el cuerpo, la IFS o la Experiencia Somática ) antes de exponerla a estados tan abrumadores.
Como nos recuerda la investigación sobre el trauma de Peter Levine, el trauma no es el acontecimiento en sí, sino la incapacidad del sistema nervioso para procesar la experiencia abrumadora . Para los yos frágiles, la ayahuasca corre el riesgo de empujarlos aún más hacia la desregulación, en lugar de ayudarles a salir de ella.
Hacia una práctica más segura
La ayahuasca no es ni intrínsecamente segura ni intrínsecamente peligrosa: es profundamente poderosa. Para trabajar responsablemente con ella, los facilitadores deben:
- Identifica precozmente a los participantes frágiles mediante un cribado exhaustivo.
- Proporciona psicoeducación clara sobre los riesgos potenciales.
- Ofrecer vías alternativas preparatorias o terapéuticas.
- Mantén un fuerte apoyo a la integración tras el retiro, especialmente para los que muestren signos de desestabilización.
Una pregunta para los animadores
A medida que la ayahuasca sigue entrando en contextos psicoterapéuticos y de crecimiento personal, la pregunta clave es: ¿estamos preparados para asumir los riesgos de la fragilidad del yo con la misma seriedad con la que celebramos los beneficios de la ayahuasca?
La respuesta a esta pregunta conformará la integridad ética y terapéutica del campo psicodélico en los años venideros y será algo que tú, como facilitador, deberás tener en cuenta en tu camino hacia el crecimiento personal.