El miedo es una de las emociones más primarias que experimentamos. Puede apoderarse del cuerpo con tensión, pensamientos acelerados o una repentina necesidad de escapar. Cuando el miedo se apodera de nosotros, parece como si todo lo que somos se hubiera convertido en miedo. Pero en el marco de los Sistemas Familiares Internos (SFI), el miedo no es lo que somos, sino que pertenece a una parte de nosotros.
He estado utilizando IFS (Sistemas Familiares Internos) como herramienta de integración y psicoterapia. Me ha permitido explorar emociones, pensamientos, pero sobre todo las subpersonalidades o partes que se desarrollan a lo largo del camino y que toman forma en entidades con vida propia. Piensa en estas partes como entidades psíquicas que representan formas de pensamiento con una fuerte carga emocional. Normalmente ira, miedo, tristeza, que cuando se exploran La ira a menudo parece que nos consume. En esos momentos, puede ser difícil distinguir entre «tengo miedo», «estoy enfadado» y «una parte de mí siente miedo». «la parte de mí que está enfadada». Sin embargo, este cambio sutil es el núcleo de la curación en la terapia de Sistemas Familiares Internos (SFI).
Es importante señalar que la IFS no es más que un método muy eficaz que ha simplificado el proceso de diferenciación de nosotros mismos a partir de nuestras emociones y pensamientos. Es un ejercicio que no requiere cualificaciones, sino sólo una comprensión de los mecanismos subyacentes del desarrollo de la identidad y la personalidad.
La IFS nos enseña que no nos definen nuestras emociones. En lugar de eso, las emociones surgen de partes de nosotros que llevan cargas, miedos o papeles protectores. Detrás de esas partes, siempre hay algo más profundo: el Ser, una presencia tranquila y compasiva que nunca está dañada, nunca está abrumada y siempre es capaz de liderar con sabiduría.
Este artículo explora cómo la técnica IFS de desmezcla nos ayuda a salir de la ira (o de cualquier emoción abrumadora) y a volver al Ser.
Mezclar vs. Desmezclar
Cuando el miedo se apodera de nosotros, nos mezclamos con una parte. No sólo sentimos el miedo: nos convertimos en él. Por eso, en esos momentos, nuestras palabras, decisiones y acciones suelen parecer reactivas o impulsivas.
Desmezclar es el proceso de separar el Yo de la parte, de modo que podamos observarla en lugar de ser engullidos por ella. En lugar de «tengo miedo», podemos decir «una parte de mí siente miedo».
Ese pequeño cambio lingüístico y psicológico abre una puerta: de repente, hay un observador, un testigo, un Yo que puede relacionarse con la ira con curiosidad y no con juicio.
Por qué aparece el miedo
En la IFS, el miedo suele venir de partes protectoras que intentan mantenernos a salvo. Estas partes pueden hacer sonar alarmas, imaginar los peores escenarios o empujarnos a evitar riesgos. Sus intenciones son protectoras, aunque sus estrategias parezcan abrumadoras.
Al desmezclarse, el miedo se convierte menos en un enemigo y más en un mensajero. La parte que lleva el miedo intenta protegernos, y cuando se siente reconocida por el Ser, empieza a relajarse.
Por qué importan las emociones en la desmezcla
En IFS, las emociones no son problemas que haya que solucionar: son señales. Ira, miedo, vergüenza, tristeza: todas son portadas por partes de nosotros que aprendieron a proteger o a sobrevivir.
Cuando estamos mezclados, la emoción se siente abrumadora. Al desmezclarse, las emociones son:
- Nombrado – «Una parte de mí se siente furiosa».
- Localizado – «Lo siento como calor en el pecho».
- Respetada: se invita a la parte que porta la ira a dar un paso atrás, no se la silencia ni se la rechaza.
Esto permite al Ser encontrarse con la parte con compasión: «Te veo, oigo lo fuerte que te sientes y quiero comprenderte».
El Yo con mayúsculas: Nuestro líder interior
La IFS describe el Yo como la encarnación de ocho cualidades, a menudo denominadas las 8 C: Calma, Curiosidad, Compasión, Claridad, Valentía, Confianza, Creatividad y Conexión.
Cuando la desmezcla funciona, notamos que emerge la Autoenergía. En lugar de reaccionar desde el miedo, podemos sentir una tranquila curiosidad hacia la parte que tiene miedo: «¿Por qué está tan activada esta parte? ¿Qué está protegiendo?
A partir de aquí, la curación real se hace posible. La parte asustada no necesita ser suprimida; puede ser comprendida, apreciada y, finalmente, liberada.
Un ejercicio guiado de desmezcla
Este ejercicio funciona con cualquier emoción:
- Emociones protectoras
- Ira
- Miedo
- Frustración
- Irritación
- Resentimiento
- Impaciencia
Emociones relacionadas con la vergüenza
- Vergüenza
- Vergüenza
- Culpa
- Autocrítica
- Inutilidad
Tristeza y pérdida
- Tristeza
- Duelo
- Soledad
- Desesperanza
- Vacío
Vulnerabilidad y daño
- Hiere
- Rechazo
- Abandono
- Impotencia
- Inseguridad
Otros estados de mezcla
- Abruma
- Entumecimiento
- Confusión
- Desesperación
- Urgencia
He aquí una práctica sencilla que puedes probar cuando surja el miedo:
- Haz una pausa y nómbralo
Dite a ti mismo: «Una parte de mí siente miedo». - Localiza el Miedo
Observa dónde lo sientes en tu cuerpo: opresión en el pecho, corazón acelerado, respiración superficial. Simplemente obsérvalo. - Invita al espacio
Pregunta a la parte temerosa con suavidad: «¿Podrías retroceder sólo un poco para que pueda verte con más claridad?». - Comprueba la Autoenergía
¿Cómo te sientes hacia esta parte? Si sientes compasión, curiosidad o calma, entonces el Ser está presente. Si persisten el juicio o el pánico, puede que otra parte siga mezclada, y no pasa nada. Inténtalo de nuevo. - Tranquiliza a la parte
Haz saber a la parte temerosa: «Te veo. Sé que intentas protegerme. Te escucharé».
No se trata de suprimir el miedo, sino de crear una relación con él, guiada por el Ser.
Del miedo al autoliderazgo
La desmezcla no elimina el miedo, sino que cambia nuestra relación con él. Cuando el miedo ya no nos abruma, tenemos opciones. Podemos hacer una pausa, escuchar y responder desde el Ser en lugar de reaccionar impulsivamente.
Con el tiempo, este proceso genera confianza: las partes temerosas aprenden que no tienen que gritar para que las escuchen, porque el Ser está presente y atento.
Reflexión final
La próxima vez que surja el miedo, prueba con este suave recordatorio:
«Yo no soy mi miedo. Una parte de mí siente miedo, y mi Ser puede escucharla».
Ésta es la esencia de la desmezcla: transformar el miedo de una fuerza que nos controla en una señal que nos conecta más profundamente con nuestro Ser interior. Las emociones pueden ser muy abrumadoras y puede que estos ejercicios no funcionen para todas las personas que lo intentan por primera vez, pero son una buena forma de empezar a entrenar la conciencia de nuestros estados internos y de reconocer quiénes somos realmente y qué queremos y sentimos de verdad.